El Hambre de Trabajo y Trabajo Social

Como algunos de los que me leéis sabéis, he aplazado el curso que iba a impartir en el Colegio de Trabajadores Sociales de Cádiz hasta Octubre. Algunos me habéis escrito preguntándome las razones (gracias por preocuparos por mi) pero además de contestar a los me han escrito considero que el suceso en sí también tiene mucho que ver con el tema del que me gustaría escribir hoy.
Las razones que me han hecho aplazar el curso hasta Octubre son las siguientes:
– Me sentí mal cuando trabajadores sociales de otros países me preguntaban sobré de qué forma podían pagar el curso. Sé por experiencia propia que enviar dinero a otros países de forma convencional (haciendo una transferencia desde tu banco) tiene grandes comisiones y no llega el dinero completo. Para Octubre investigaré más opciones para pagar el curso desde fuera de España.
– Varias personas me escribieron diciéndome que estaban interesados en hacer algo de RSC pero no de Emprendimiento Social y viceversa. Eso me hice pensar que había planteado mal el curso desde el principio. Para Octubre, sacaré un curso exclusivo sobre RSC de 30 horas y más adelante, uno de emprendimiento social.
– En Octubre sabré muchísimo más sobre RSC que ahora. En Junio, con suerte terminaré mi trabajo de fin de máster sobre detección de necesidades sociales y RSC, así que tendré más conocimientos que añadir al curso.
– Algunos problemillas de salud. Gracias a los malos hábitos alimenticios que tuve mientras vivía en México (era una gran aficionada a unos tacos ultra-baratos que en la ciudad los llamaban “tacos de muerte lenta”) volví a España con el estómago dañado y sólo hace falta un periodo de estrés para tener dolores. Estos meses estaré haciéndome pruebas a ver qué es lo que le pasa a mi estómago. Para Octubre imagino que ya sabré que es lo que me pasa y podré controlar los dolores.
– Y el último y más importante de todos: la irresponsable Hambre de Trabajo.

Hambre de Trabajo: Las tristes secuelas de la ideología del trabajo

Yo, Al igual que como la mayoría de la gente, terminé la carrera con muchas ganas de probar mis conocimientos, aprender más y comenzar una vida adulta. Sin embargo la cosa no iba a estar tan fácil. A pesar de que tuve suerte desde el principio, eran pocas horas de trabajo a la semana y tenía mucho tiempo libre. Ahí comenzó mi Hambre de Trabajo: una necesidad casi fisiológica de trabajar y ganar dinero. Recuerdo que por aquella época me avergonzaba de mi tiempo libre. Por ejemplo: cuando alguien me llamaba por teléfono o me cruzaba con mi familia en casa, si estaba haciendo algo ocioso (leer una novela, ver la tele o jugar a algún juego de ordenador) rápidamente cambiaba la novela por un manual de trabajo, apagaba la tele y dejaba el juego. Me avergonzaba muchísimo de no estar trabajando las 24 horas del día. Parece exagerado pero los que me conocen bien lo saben: hasta hace poco no me he reconciliado con la idea de que el ocio es sano.
Al principio pensé que todo esto eran secuelas de la educación un poco espartana que he recibido en mi casa (y yo soy la disfrutona de la familia, deberíais conocer a mi padre, mi madre y a mi hermana) sin embargo, con el tiempo he podido comprobar que no sólo se trata de mí: lo normal, es que nos sintamos mal si “no somos útiles”.

La ideología del trabajo

Casualidades de la vida: actualmente estoy leyendo el fantástico libro “Trabajo, Consumismo y nuevos pobres” (lo recomiendo encarecidamente. Además lo he pedido para el Colegio de Trabajo Social de Sevilla) y ahí está perfectamente explicado el por qué nos ocurre esto:
La ideología de trabajo hace referencia a la asociación que las clases elitistas hicieron de la idea de trabajo= moral para convencer al resto de clases de la necesidad imperiosa de trabajar en las fábricas durante el proceso de industrialización. Imaginaos el panorama: las empresas necesitaban muchos trabajadores baratos, que soportaran horas y horas de trabajo y disciplina completamente antinaturales. Hasta esa época, lo normal es que la gente trabajase y descansase siguiendo sus propios ritmos y siempre produciendo y decidiendo cuándo quería trabajar y cuando descansar. Para que toda esa “panda de vagos” trabajase en las fábricas había que convencerlos que sólo el trabajo dignifica.
Y así la cosa fue derivando hasta lo que tenemos ahora. Salvo por un factor: ya las empresas no nos necesitan; tienen la tecnología y países en desarrollo que no le exigen “tantas cargas fiscales” pero aún continúa en nuestra mente esa idea de que sólo el trabajo dignifica. Y aquí viene el Hambre de Trabajo en Trabajo Social.

Trabajo Social y el Hambre de Trabajo.
Ahora hemos pasado de la sociedad de productores a la sociedad de consumidores. Salimos de la carrera de Trabajo Social y además de “producir” (ser útiles y dignificarnos) tenemos en mente las cosas que nos gustaría comprar: tener nuestro propio coche, nuestra propia casa, hacernos un viajecito… Muchos deseos para una realidad bien distinta: un desempleo tremendo y precariedad para los que han tenido la suerte de tener trabajo. Si además a todas estas coyunturas sumamos las peculiaridades de la profesión del Trabajo Social (precariedad al cuadrado) el Hambre empieza a ser insoportable: no sabemos cómo entrar en el mercado laboral, ni cómo conseguir el suficiente dinero para “sentirnos ciudadanos”. No sólo sufren los desempleados. También sufrimos los que tenemos trabajo, porque sentimos que nunca es suficiente, siempre estaremos al borde de perder nuestro trabajo, de arruinarnos, de no servir para nada. Y por eso aceptamos demasiado trabajo y nos quemamos.
Y esto ha sido lo que me ha ocurrido a mi este año ¡he pasado tanto Hambre de Trabajo! Se me han ofrecido más trabajos del que puedo aceptar y tenido que rechazarlos. El miedo a no tener trabajo en el futuro me obliga a explotarme ahora “por si vienen las vacas flacas”. Al final, mi sentido común triunfa y lo aplazo. Nada justifica vivir con ansiedad y sin disfrutar lo que hacemos.

Soluciones
Desde mi punto de vista hay dos caminos:
El Hambre del desempleado: yo misma he estado desempleada y quizás lo mejor para controlar ese hambre de trabajo es 1) en primer lugar recordar que el trabajo no dignifica. Simplemente por ser una persona eres digno de existir. 2) quítate responsabilidad: el problema del desempleo es algo típico del momento que vivimos. No todo depende de ti 3) si hay algo que sí depende de ti es no desesperarte. Tomar las decisiones tranquilamente no desde el hambre enloquecedora.
El Hambre de los empleados: estos son los consejos que yo aplico a mí misma: 1) mismo ingrediente para el desempleado: recuerda, eres digno trabajando o no 2) aprender la asertividad. Que no de miedo decir “no” a los demás” 3) responsabilizarte de tus actos: si dices que sí a más trabajo del que puedes aceptar rectifica y aprende. Mejor calidad que cantidad.

¿Y vosotros sufrís o habéis sufrido hambre de trabajo?
¡O deseo un fin de semana bien ocioso!

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NUEVA OPCIÓN: SUSCRIPCIONES

Hace unos meses hice un curso sobre Bloging. Como este blog me ha dado infinitas alegrías durante el 2014, para el 2015 me había propuesto mejorar como blogger. Una de las decenas de cosas que me quedan para tener «un blog-pro» es hacer una newsletter para los suscriptores. En ese momento me pareció innecesario y opté por hacer otras cosas como la página de Facebook del Blog o ser más activa en Twitter (lo primero lo he conseguido, lo segundo, no). Sin embargo, ultimamente estoy recibiendo bastantes correos de trabajadores sociales que han empezado a trabajar en un departamento de RSC, otros que desean emprender en este campo, o compañeros/as que se quieren especializar en el tema también. Me piden documentos de RSC o de Emprendimiento. Afortunadamente los tengo a mares y siempre, siempre contesto a estas demandas. Pero cada vez son más y los conozco mejor a ellos y a sus proyectos. Muchos veces leo un artículo y me acuerdo de un lector y pienso «este le vendría fenomenal a fulanito o a benganita». Son artículos en pdf o en word, no noticias que puedo colgar fácilmente en el facebook (aunque también hay pocas posibilidades de que esa persona lo vea por ese medio) así que finalmente, he decidido hacer una newsletter para enviar este tipo de información que creo que puede ser valiosa para mi público objetivo.

Voy a empezar en Enero. A finales de este mes enviaré a los suscrictores un documento que llevo preparando hace tiempo. Y os cuento cúal es y porqué.

Hace años, tuve la enorme suerte de poder estudiar y hacer prácticas en Toluca, México. En la facultad de Trabajo Social sólo había dos extranjeras aparte de mi: Mariapaz (chilena) y Haru (japonesa). Nos hicimos amigas enseguida y dedicábamos gran parte de nuestro tiempo al trabajo social y a viajar por México. Un día en la Universidad se nos propuso hacer una conferencia sobre el trabajo social en nuestros respectivos países. Así, Haru lo hizo sobre Japón, Maria Paz sobre Chile y yo sobre España. La conferencia fue un éxito y me quede con las ganas de saber más sobre el trabajo social en los países de mis amigas.

Con Haru sigo teniendo una estrecha amistad y en una de nuestras charlas por Skype le pregunté por el documento que hizo sobre Trabajo Social en Japón. Me dijo que lo había perdido (normal, yo también el mio) pero que podía ayudarme a encontrar un documento sobre el tema que estuviese bien. Un mes después me envió un largo documento en inglés. La pobre había estado tratando de traducir textos japoneses en español, pero iba a un ritmo muy lento, así que le dije que sin problemas yo traduciría el que estaba en inglés. Al principio era por inquietud propia ya que se sabe muy poco sobre el TS en Japón y mi amiga Haru, aunque ha sido trabajadora social allí lo dejó por ser traductora en una empresa. Pero creo que también puede ser interesante para lectores que 1) sean como yo unos frikis como yo de la cultura japonesa o 2) sean curiosos sin más.

El documento es muy interesante y lo he completado con otras cuestiones actuales que he encontrado por la red. Así que va a ser el primero que enviaré con la newsletter. También trataré de adjuntar otros documentos que me parecen interesantes para los lectores. En fin, todo se traduce a un mayor flujo de información (y de fidelización blogera).

Un apunte importante: varios bloggers me siguen a traves de su wordpress. Como no tengo los correos electrónicos no puedo meteros en la newsletter. Si quereis estar podeis hacer dos cosas: 1) enviarme un correo a mi cuenta o 2) suscribiros en el botón de arriba a la derecha.

y ya que estamos ¿qué otros temas os gustaría que añadiese a la newsletter?

Foto: Haru y yo en el festival del Cervantino, en México. Cuando eramos jóvenes despreocupadas devora-tacos.

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