TRABAJO SOCIAL E INTELIGENCIA FINANCIERA: EL PORQUÉ ME ARREPIENTO DE HABER HECHO TANTO VOLUNTARIADO

Durante el pasado mes de Enero, al tener vacaciones me he permitido el lujo de poder quedar con todos los amigos y amigas que ya no viven en Sevilla y que volvían a casa por Navidad.
Además de la tremenda alegría que da volver a ver a amigos que, por circunstancias laborales, ya no puedes ver a menudo, varios de ellos me dejaron charlas trascendentales, de esas que te dan una idea de por dónde debes orientar los objetivos de año nuevo.
Tengo que decir que los meses julio-agosto-septiembre y los que siguen han sido muy difíciles para mí en el plano laboral. La morosidad de las administraciones públicas (que aún continúa inexplicablemente) y las muchas opciones que tengo abiertas, me tenían sumida en una especie de estado de shok: ¿por dónde tirar? ¿Por qué he sido tan estúpida de haber delegado mi sueldo del 2015 en una subvención? ¿Tendré éxito en mis proyectos más ambiciosos?
Sobre todo esto me quejaba a un amigo que tenía una trayectoria bastante parecida a la mía: es emprendedor, muy formado y con una ilusión desbordante. Además tengo que decir que mi amigo es lo que se llama en el mundo empresarial un “Connector”. Los connectors son personas que parecen que han nacido con una agenda y un teléfono móvil bajo el brazo. Mi amigo destaca por su cantidad de contactos y el firme empeño de que esos contactos se conozcan entre sí y lo que es más importante, que se ayuden entre sí. Si quieres que te presenten a alguien tienes que llamarlo y él te lo presentará encantado. De hecho, le gusta tanto su labor como “casamentero profesional” que se dedica profesionalmente al networking actualmente.
Mi amigo me escuchó y me dijo: “ayyy Almudena, yo también he pasado por eso. Y te diré lo que me recomendaron mis mentores de por entonces. Has emprendido demasiado pronto y te estás agotando. Tienes que aprender más sobre la vida. La gente tan idealista como nosotros no para de emprender cosas. Está en nuestra naturaleza, pero tienes que equilibrarte, te recomiendo que cojas más trabajos por cuenta ajena durante un tiempo al menos para recuperarte anímicamente. Yo fue lo que hice. Y ahora vuelvo a las andadas con mi propio proyecto con un poco más de energía”.
Y que razón tenía. A pesar de que recuerdo mi época universitaria como la más fácil y una de las más felices de mi vida, tengo que decir que mi idealismo hizo que tomase algunas decisiones que no fueron buenas. Empecé en el mundo de las ONG muy pronto, con 16 años y me sentí como pez en el agua ¡había encontrado mi sitio! Por eso estudié no sólo una carrera social sino dos: trabajo social y educación social. Los fines de semana coordinaba un proyecto social que había montado con mis amigos en un barrio en riesgo de exclusión social. Pasábamos tanto tiempo allí que bromeábamos con mudarnos al barrio, con las familias a las que atendíamos. Además entre semana estudiaba las dos carreras y era activista de Amnistía Internacional. Cuando mis compañeras de clase se iban a casa a estudiar o a trabajar yo me dedicaba a perseguir alumnos por el campus para que firmasen por la abolición de la pena de muerte en Japón. Gracias a mi pasión por la carrera conseguí muchas becas para hacer prácticas fuera de España. También tenía todo el tiempo del mundo para ir a congresos y cursos gratis. Mi vida era el trabajo social y la educación social, todo lo demás, sobre todo el dinero era innecesario. No entendía por qué había compañeras/os que trabajasen los fines de semana, salvo aquellos que realmente lo necesitaban. Pobrecillos pensaba, no tienen tiempo para hacer voluntariados ni irse a México a aprender. Como siempre he sido una persona muy poco materialista tampoco sentía que necesitase el dinero para caprichos. A mi hermana por ejemplo le gusta mucho la ropa y ella si trabajaba en su tiempo libre.

El jarro de agua fría llegó en el mundo laboral. En el mundo académico estaba en mi salsa, si te esfuerzas, sacas cualquier cosa. En el laboral hace falta otro tipo de inteligencia que se conoce como inteligencia financiera: la capacidad de ganar dinero y administrarlo bien. Y ahora paso a dar mis argumentos de por qué no debí haber hecho tanto voluntariado y si desarrollar otras habilidades:
1. Escoger bien las prácticas: Yo estaba tan cansada de mis múltiples voluntariados y prácticas en otros países que no escogí bien las prácticas en mi ciudad natal. Amigas mías sin ninguna experiencia de voluntariado si escogieron bien y pudieron quedarse a trabajar allí después.
2. Confundir las cosas: Tanta experiencia con ONG y prácticas gratuitas me hicieron olvidar lo que es el trabajo en sí: el trabajo está para darte dinero y tener unos medios para vivir independientemente. Yo no he correlacionado trabajo-dinero hasta hace muy poco, ya que siempre he dado mi tiempo libremente. Hay compañeros/as que tienen experiencia en otros sectores profesionales y eso está bien. Eso hace que sean más precavidos con su tiempo y escojan mejor las oportunidades. De hecho, las mejores trabajadoras sociales emprendedoras que conozco curiosamente han trabajado mucho en otros sectores como en tiendas de ropa.
3. Desarrollar otros conocimientos transversales: Más importante que la experiencia del voluntariado en el mercado laboral son saber inglés, el paquete office, carnet de conducir, ventas, contactos. Aprende esto cuanto antes y dominarás el mundo.
4. Alimentamos una rueda injusta: Como dice uno de mis profesores de carrera “la ley de voluntariado es una ley de economía en el fondo”. Es un problema terrible en la profesión. Nos están eliminando como profesionales y hacer voluntariado alegremente contribuye a ello.
5. Sobreestimar las becas internacionales: Una de las razones por las que he sido adicta a los voluntariados eran mis ganas de conseguir becas y hacer prácticas fuera de España. Era realmente buena haciendo esto. Sin embargo, después me he dado cuenta de que hay muchas, muchas opciones para coger experiencia fuera. Y opciones más inteligentes financieramente hablando. Ahora hay plataformas de intercambio internacional por todas partes, incluso para buscar trabajo allí directamente. Además de páginas de voluntariado internacional como hacesfalta.org u organizaciones como AIESEC. Vamos, que no hace falta conseguir una beca de la Universidad para aprender fuera.
Para terminar me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre la inteligencia financiera y los trabajadores sociales.
Se me ocurre una cosa. ¿Y si tal vez la profesión esté tan mal pagada porque está formada por gente naturalmente con poca inteligencia financiera? ¿Atraerá la profesión del trabajo social a personas financieramente un poco ineptas que se sienten seguras trabajando en ONG y en la Administración Pública en dónde hablar de dinero es poco común? ¿En el fondo nos sentimos más cómodos trabajando gratis? ¿Qué tenemos que hacer los trabajadores sociales para espabilarnos en tema del dinero?
Por mi parte estoy en ello. Después de detectar esta limitación como emprendedora dedico mucho esfuerzo en desarrollar mi inteligencia financiera, que está ahí escondida tras años de vivir en el país de las piruletas. Ahora estoy aprendiendo que no puedo vivir sólo de buenas intenciones, tengo que seleccionar mejor mis proyectos (en función a su rentabilidad) para no desgastarme como emprendedora. En el mundillo empresarial se dice que en un verdadero emprendedor debe ser dos cosas: 1) Un visionario y 2) un gánster. El visionario ve las oportunidades, anima a la gente a seguirle y tiene intenciones puras. De eso tengo mucho. Pero el gánster debe saber poner límites, hacerse respetar y ver fríamente la situación real. Espero poco a poco mejorar en este aspecto. No quiero decir que de repente me vuelva una capitalista sin escrúpulos deseosa de arrancarle a mujeres, hombres y niños todos sus ahorros. Pero si tengo que equilibrarme en este aspecto. Tengo que hacerlo por mi bien y el de mis proyectos. Si no, siempre seré una emprendedora a medias.
P.D. Este post va dedicado a varios trabajadores/as sociales jóvenes que después de mis charlas se acercan para comentarme lo que les angustia trabajar en sectores que no son “lo nuestro”. Repetiré lo mismo que le digo a ellos: eso no resta, al contrario, suma. Siempre estamos aprendiendo. Los trabajadores/as sociales debemos de tener los pies en la tierra y la verdad, el trabajo, de lo que sea, ayuda a esto. Vedlo como una oportunidad, no como una amenaza para vuestra vocación.

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10 comentarios en “TRABAJO SOCIAL E INTELIGENCIA FINANCIERA: EL PORQUÉ ME ARREPIENTO DE HABER HECHO TANTO VOLUNTARIADO

  1. Entre el trabajo ¿Asistencialista? (mas al servicios de los que generan las miserias y no de las vìctimas, no hay duda) ¿Tecnico-profesional-acadèmico? (igual a lo anterior generalmente, solo que bien preparadxs y pagadxs muchas veces, cuando los generadores de las miserias quieren y nosotrxs aceptamos), y ¿La Emprendudurìa? (individual=para sobrevivir y/o social comunitaria=siendo parte de…, para vivir entre nos…).
    Un dilema de muchas profesiones, no solo de Trabajo Social.
    Los tècnicos profesionales, debemos ser parte de los proyectos de emprendurìa social-comunitaria, para el buen vivir. Debemos de vivir entre nos, con los y las otras, en armonìa con la naturaleza y las energuìas del cosmos, siendo parte de la generaciòn de la economìa solidaria y comunitaria entre los pueblos.
    (tpabvel)

  2. Me ha encantado tu post. En mi caso, he pasado meses y meses en una organización como voluntaria que luego me dió la oportunidad de trabajar medio mes con contrato y si me paro a pensar, parece que tienes que ofrecer gratis in trabajo para que te conozca y así contratarte lo cual me parece demasiado injusto y somos muchos los jóvenes que acabamos una carrera universitaria y de la desesperación cogemos voluntariado o lo que sea. Yo estuve también trabajando como dependienta y sentía todo el rato que no era lo mío, que yo queria ser trabajadora social.Suma si te lo tomas como un medio más para conseguir tu verdadero sueño

    Un saludo

    • Exactamente MissTSocial, la verdad es que es triste. Me alegro de que estés trabajando ahora, y sí, trabajar de dependienta no es ninguna deshonra. A veces es peor la situación de muchos voluntarios.

      Un abrazo y gracias por comentar

  3. genial muy aterrizado el articulo, bueno ami me paso igual,
    vivo al sur de colombia, hago voluntariado desde los 14 años, y a mis 22 años. me sobrecoge esa gran duda, la solvencia económica.
    ahora quiero asociar el éxito con capacidad de ingresos.

  4. Hola Almudena,
    para mí, ahora, el voluntariado que más me sirve es aquel que se puede hacer en espacios donde ya se supone que eso es voluntariado y ya está. Por ejemplo, los que están en las juntas de los colegios profesionales ya saben que eso se hace voluntariamente y ya está. Lo mismo si tienes hijos y participas en el AMPA del colegio.
    Pero ya el voluntariado en sitios donde se necesitan profesionales y hay un montón de gente contratada, pues, en fin, eso ya es más de traca, y es lo que hace que no se valore lo nuestro.
    Espero que se entienda lo que he querido transmitir.
    Un abrazo 🙂

  5. Hola Carolina!claro que te entiendo, no tienen nada que ver. El AMPA es como las Asociaciones de Vecinos, los Clubs Sociales etc. Un abrazo y gracias por comentar!

  6. Gran artículo, como siempre, enhorabuena Almudena.

    En mi opinión nuestro problema es que identificamos voluntariado con trabajo (empleo) y con experiencia en el sector. Pensamos que siendo voluntarios nos «contará» para conseguir un futuro empleo, y ahí es donde erramos el tiro.
    Ser voluntario te permite estar en el mundillo, tener contactos, saber cómo funciona el mundo real… pero el voluntariado no es un empleo. El voluntariado tiene que ser puntual y por tiempo perfectamente definido. El resto es perder tu tiempo, muy valioso para formarte en otras competencias muy necesarias como tú bien explicas, esas sí te completarán para conseguir un empleo remunerado (en tu sector o en otro donde puedas aplicar tus conocimientos como TS)
    Otra cosa distinta es dedicarte al voluntariado por pura vocación de servicio, pero no tengamos más pretensiones. Puede ser la forma de conseguir que nos sintamos útiles y felices, pero no es un empleo.

    Me encantaría debatir y debatir y debatir… .:) este tema da para mucho.

    Un gran abrazo.

    • Hola Gema! me alegro de verte por aqui! y si, da mucho para debatir pero creo que sobre todo para investigar y tratar de entender qué nos pasa por la cabeza a los trabajadores sociales para trabajar gratis con tanta facilidad (y dar gracias) aunque ahora por mi trabajo, veo otros perfiles y empieza a ser generalizado. A lo mejor simplemente es que el mercado laboral es un caos y simplemente no sabemos que hacer para tener esperanza. Un abrazo compi : )

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